Seis
millones de euros al año, equivalentes a 1.000 millones de
pesetas, es lo que se gasta cada ejercicio el Ayuntamiento en limpiar
de pintadas y graffiti las paredes, vallas, escalones y cierres de
comercios de la capital. El alcalde Alberto Ruiz-Gallardón
anunció ayer un endurecimiento de las sanciones a quienes sean
sorprendidos con las manos en el spray.
Para ello, el área de Medio Ambiente, que dirige Ana Botella,
está preparando una nueva ordenanza de limpieza urbana, en la
que se recogerán medidas aplicables en esta guerra contra los
graffiti que quiere iniciar el gobierno local.
El anuncio lo hizo durante la presentación del plan de limpieza
general de los barrios, que consistirá en dispositivos de choque
que, dos veces al año y durante una semana, pondrán a 92
operarios y 60 máquinas a luchar contra la porquería
acumulada en las calles y plazas de cada uno de los barrios de Madrid.
Los vecinos serán avisados por cartas o carteles en los
portales. El plan comenzará por Malasaña.
Limpieza general por barrios
Durante esta semana de tratamiento de choque, se recogerán
muebles viejos, se vaciarán papeleras y contenedores, se
eliminarán manchas en el pavimento y se borrarán los
graffiti allí donde se encuentren. No será difícil
hallarlos: según datos oficiales, hay un millón y medio
de metros cuadrados de superficie de la ciudad cubiertos de pintadas.
El alcalde Ruiz-Gallardón aseguraba ayer que cada año se
destinan seis millones de euros a su limpieza, en la que se utilizan 55
hidrolimpiadores de alta presión. Sólo en
Malasaña, hay cerca de 13.000 metros cuadrados de graffiti.
El
PSOE pide muros señalizados
Para el PSOE local, este tipo de pintadas se reducirían si el
Ayuntamiento pusiera a disposición de los graffiteros muros en
los que puedan expresarse, debidamente señalizados. El edil
socialista Pedro Santín explicó que las empresas de
limpieza cobran al año 220 millones de euros por un trabajo que
incluye la limpieza de pintadas, por lo que la iniciativa de
Gallardón le parece «innecesaria».
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