Durante
los años 90 y principios de este siglo, Barcelona era una de las
capitales mundiales del arte urbano, casi al mismo nivel que Nueva
York. Algunos de los mejores graffiteros de todo el mundo pasaron por
aquí, pintaron e incluso vivieron durante algún tiempo en esta ciudad.
Hablamos de gente como Banksy, Obey, London Police, Os Gêmeos…
Pero todo empezó a cambiar a partir de 2004, cuando el Ayuntamiento
comenzó a aplicar la ordenanza cívica a rajatabla, aplicando multas
astronómicas a cualquiera que pintara en un espacio público. Desde
entonces parece que el Ayuntamiento está obsesionado con este tema y de
hecho, en plena crisis económica, dedica una partida millonaria (se
habla de más de 8 millones de euros) a limpiar la ciudad de graffitis.
En la Barcelona de 2013 hay una estación de metro empapelada con
publicidad del gobierno para fomentar el consumo de lácteos (que no le
sientan bien a casi nadie) pero si te pillan poniendo una pegatina en
esa misma estación, te pueden caer 800 euros de multa. La multa por
pintar un mural puede ir de los 1.500 a los 3.000 euros.
Aleix Gordo Hostau, graffitero y diseñador y Gustavo López Lacalle,
realizador, se han propuesto a través del documental que están rodando,
BCN Rise & Fall, contar cómo fue aquella época dorada y cuál es
la situación actual, pero también proponer alternativas en las que esta
forma de arte no solo pueda practicarse de forma más libre, sino que
revierta en beneficios para la ciudad.
Todavía no ha terminado el rodaje, desde hace meses están entrevistando
a muchos graffiteros, pero también a otras personas relacionadas con el
tema o que tienen mucho que decir y que aportar. Pero el primer tráiler
nos interesó tanto que quisimos hablar con ellos para saber más.
VICE: ¿Cómo os decidisteis a empezar con este documental? Gustavo: Cuando llegué a Barcelona hace unos 5 o 6 años, viví los
últimos coletazos del anterior movimiento. Se estaba produciendo un
cambio generacional. Entonces, conocí a Aleix y hablando sobre el tema,
nos dimos cuenta de que ahora era el momento de hacerlo, porque los
graffiteros que habían liderado aquel movimiento pronto desaparecerían,
se irían a pintar donde les dejaran hacerlo con más libertad. Y
queríamos grabarlo, dejar constancia de lo que estaba pasando antes de
que todo aquello se convirtiera en historia.
Aleix: Ha habido bastante atención al tráiler, parece que hay bastante
gente que está igual de cabreada o igual de asqueada.
VICE: Es curioso, pero creo que de vuestro documental salen algunas
ramificaciones interesantes, porque parece que ese año 2004, el año del
Fórum de las Culturas, marca el inicio de una especie de decadencia
cultural en Barcelona que llega hasta nuestros días. Algo difícil de
explicar, pero que se nota.
Aleix: El hilo conductor del que partimos es el graffiti por el hecho de
que Barcelona fue una de las dos capitales del mundo en esta
disciplina, junto con Nueva York, con lo que el hecho de que ya
prácticamente no exista en la calle crea un vacío tremendo. Pero es que
no sólo ha habido un retroceso en el graffiti, sino también en otras
disciplinas como el diseño o el skate y sobre todo en aquellas
disciplinas afectadas por la ordenanza cívica. Además es que toda la
gente que hemos entrevistado hasta ahora, tanto graffiteros como gente
de otros ambientes coinciden en que Barcelona ya no es lo que era.
Gustavo: Se ha vuelto muy previsible.
Aleix: Pero no queremos hacer un documental que sea sólo llorar. En ninguna
ciudad europea se puede pintar legalmente, pero sí que hay ciudades que
han sabido aprovechar las sinergias del graffiti, que son muchas. El
graffiti es el movimiento artístico más global de la historia y sólo
está empezando, veremos en qué punto está dentro de diez años. Ya está
en algunos museos y estoy seguro de que irá a más, y mientras este tipo
de expresión en otros sitios es cultura, aquí es vandalismo. Queremos
mostrar formas de cómo el street art puede utilizarse para mejorar la
sociedad. Hay muchos ejemplos en todo el mundo.
VICE: Contadme alguno de esos ejemplos.
Aleix: Un caso interesante es el de Philadelphia. A finales de los 80
Philadelphia era una ciudad bastante problemática. Jane Golden, una
profesora que trabajaba con niños conflictivos comenzó haciendo
talleres de pintura y muralismo y recibió el apoyo del ayuntamiento.
Aquello fue cada vez a más y hoy en día la ciudad es una de las que más
murales tiene de todo el mundo y cuenta con un presupuesto de 8
millones de dólares al año para limpiar, mantener y fomentar los
murales.
Otro caso paradigmático es el de Wynwood, un barrio de Miami que hasta
hace unos años era un barrio chunguísimo y se ha convertido gracias al
fomento de este tipo de arte en un lugar de peregrinación en el que hay
más de 70 galerías de arte, museos y colecciones, además de una vida
cultural muy rica. Con tours que recorren el barrio para ver los
mejores graffitis.
Barcelona era la segunda capital del mundo de ese tipo de arte y
mientras que en Londres hay 5 tours dedicados al graffiti, aquí no hay
ninguno porque no hay nada que ver, los han borrado todos.
VICE: Es increíble que los mejores graffiteros de Europa y del mundo
estuvieran por aquí y que de todo lo que pintaron no quede ya nada.
Aleix: ¡Pero si no está ni el muro de Keith Haring! ¡Lo borraron dos veces!
Keith Haring vino a Barcelona en 1989, un año antes de morir, e hizo un
mural de 33 metros de largo en el Raval para promocionar la lucha
contra el SIDA. Aquel mural lo taparon, o derribaron el edificio en el
que estaba en 1991. En 1996 alguien se dio cuenta de que eso era un
Keith Haring e hicieron una réplica de ese mismo mural en una pared
junto al MACBA. ¡Pero los del servicio de limpieza lo volvieron a
tapar!
Realmente esa historia es el paradigma de la incultura y poca amplitud
de miras.
VICE: Parece que hay una auténtica obsesión en el Ayuntamiento de
Barcelona con la limpieza de los muros de la ciudad.
Aleix: No he visto ninguna ciudad del mundo que tenga todos los muros del
centro catalogados mediante códigos de barras. En eso no se fija nadie
porque está como a tres metros del suelo. Pero cuando pasan los de
BCNeta (el servicio de limpieza de la ciudad), tienen un lector con el
que pueden saber cuándo se ha limpiado el muro, quién lo ha hecho, etc.
Supongo que en historias así se van los 8 millones de presupuesto.
Gustavo: En lugar de utilizar ese dinero para intentar buscar soluciones y
alternativas lo emplean en cortar las alas a la gente.
Además yo creo que una vez más la administración quiere ponerle puertas
al campo.
VICE: Es imposible evitar que la gente siga pintando, aunque lo que
sí pasará es que los buenos artistas no van a perder el tiempo ni se
van a arriesgar a que los multen.
Aleix: La política municipal fomenta el graffiti malo. Porque el tío que se
pasa todo un día haciendo un mural y vive de eso no va a perder el
tiempo. Irá a pintar a un lugar en el que se respete más su obra o se
quedará en su casa pintando un cuadro.
VICE: Volviendo al documental, ¿qué personas van a participar?
Gustavo: El casting todavía está en marcha… Hemos entrevistado a entre un 20
y un 30% de la gente que queremos que aparezca.
Aleix: Tenemos a muchos graffiteros: Zosen, Aryz, Dixon, Pez, Dr. Case,
Olivia, Kram, Jorge Rodríguez-Gerada, Kenor y Sixe, para hablar sobre
los orígenes del graffiti en Barcelona y de la situación actual. Pero
queremos tratar el tema como una cebolla: en el centro están los
graffiteros, pero iremos metiendo diferentes capas con colectivos
afectados o que tienen algo que decir sobre el tema. A gente como Oscar
Heredero, el director del IDEP (Escuela Superior de Imagen y Diseño de
Barcelona). También tenemos a Mario Eskenazi que es el diseñador
argentino que ha hecho la mayoría de logos para el Ayuntamiento de
Barcelona, como el de BCN Neta. También a Jorge Luis Marzo, que es un
curator muy combativo que sabe mucho sobre este tema, hemos intentado
contactar con Mariscal y estamos esperando su respuesta. Jordi Rubio,
el presidente de Montana Colors. También nos encantaría entrevistar a
alguien del Ayuntamiento. Por ejemplo, nos encantaría entrevistar a
Jordi Hereu, pero creo que está difícil.
Gustavo: Igual tendríamos que hablar también con el presidente de algún
tour-operador, que puede ser el ideólogo de todo esto…
VICE: ¿Con qué apoyos contáis hasta ahora?
Aleix: Estamos recopilando "supporters" para la campaña y el documental entre
todas aquellas entidades que apoyan el street art en Barcelona. De
momento tenemos un montón que ya han dicho que sí y quedan algunas por
contestar. La verdad es que llevamos una semana con esto y es, de
largo, el proyecto vinculado al street art con más entidades apoyándolo
de la historia de la ciudad.
VICE: ¿Y la financiación?
Aleix: Llevamos ya dos años con el documental y encontrar financiación para
un proyecto así en este país es casi imposible. Por los canales
tradicionales, televisión, productoras, etc., es complejo.
Cuando empezamos tampoco se habían desarrollado todavía las webs de
crowdfunding, pero ahora acabamos de subir el proyecto a Indiegogo para
ver si conseguimos una financiación mínima para hacer que el resultado
final sea lo más profesional posible. Gustavo: El link del proyecto es este:
http://www.indiegogo.com/projects/bcn-rise-fall-street-art-documentary/x/3217948
VICE: Para terminar, ¿cuál pensáis que sería la solución para hacer que el
arte urbano esté presente en la ciudad pero de forma que el
Ayuntamiento se sienta cómodo?
Aleix: Simplemente hay que mirar lo que está pasando en otros sitios, hay
muchos ejemplos muy inspiradores. También nos gustaría que hubiese un
interlocutor por nuestra parte, es decir, que todos los colectivos
implicados: graffiteros, skaters, etc., vayan al Ayuntamiento y puedan
decirle que afloje, que deje de controlarlo todo. Por eso hay
entrevistados que no son del mundo del graffiti y que también se ven
afectados por el problema, también es su ciudad. Hay muchos tipos de
afectados y cada uno tiene sus teorías.
Gustavo: Los graffiteros son los más afectados pero hay muchas otras personas
con mucho criterio, que ayudan a definir lo que es Barcelona y que
tienen mucho que decir sobre el tema. Ofrecer alternativas. A ver si a
gente más respetada se les hace caso.
Aleix: Si nada cambia, en el futuro ya no habrá artistas urbanos. Es triste
que cuando un artista quiere pintar tranquilamente lo que le apetece
tenga que irse a una riera a 30 kilómetros de Barcelona y que su obra
sólo la vean las ratas. Por qué no poner en cada parque un muro para
que cualquiera pueda pintar lo que quiera. No cuesta nada. En un montón
de edificios de la ciudad hay lugares para hacer murales. Pero parece
que al Ayuntamiento le parece que si promueve este tipo de arte,
también están promoviendo el vandalismo y es todo lo contrario.
Además se ha demostrado que el fomento del arte urbano es beneficioso
para una ciudad. En uno de los proyectos que nos inspiran, el proyecto
Beautiful City de Toronto, que consiste en destinar una parte del
dinero que el Ayuntamiento recauda por los paneles publicitarios al
fomento del arte urbano y la recuperación de espacios públicos a través
de este tipo de arte, han conseguido demostrar que por cada dólar
invertido en muralismo se devolvían 8 a la ciudad.
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