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-ARTÍCULOS-

 TITULO:"WaterGraffiti:el jardín de las delicias"
texto:Nacho Abad
Fuente: Macedonia (periódico universitario)
Año: 25 octubre, 1999.Página 15
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Están ahí, a la vista de todos, impresos en paredes, puertas y techos de los retretes públicos. Implorando amor, concertando citas porno-escatológicas, recitando poesías blandas, lanzando contundentes proclamas políticas. Son los graffitis. Una forma de expresión contracultural y marginal que vive del anonimato y la clandestinidad.
La cosecha de pintadas que decoran impúdicamente el espacio más recóndito de la vida humana,el w.c., es amplia y para todos los gustos. Su menú incluye recetas políticas: "Kon las tripas del último kura ahorcaremos al último nazi"; líricas: "La locura es el precio de la libertad"; espantosamente cursis: "Las personas que más aman son las menos correspondidas"; desalentadoras: "La única manera de ser feliz es no esperar nada de la vida"; erótico-incitadoras: "Si le eres fiel a tu marido, perderás a un amante"; filosófico-optimistas: "Nunca corras detrás de un hombre ni de un autobús, que enseguida pasa otro"...
Y siempre, de por medio, un lugar común: el lavabo público, maloliente y constreñido rincón que sirve de válvula de escape a toda una variopinta hornada de solitarios, soñadores y decadentes. Autores que expresan  sus inquietudes psicológicas en los angostos márgenes de un habitáculo destinado al desahogo fisiológico. Es el escaparate de los delirios mentales, un jardín de ideas apenas estudiado por los comunicólogos.
Fernando Figueroa, doctor en Historia del Arte, es autor de un estimulante ensayo de sobre las pintadas, El graffiti en la ciudad universitaria de Madrid. Se trata de un análisis de las más variadas manifestaciones pictóricas en el mundo académico. Para Figueroa, "los graffitis suponen una transgresión total con lo políticamente correcto y un aliciente de exhibicionismo libre de prejuicios".
Este grafitólogo no cree que exista un perfil definido del dibujante de w.c. Tiene claro que no sólo los alumnos participan de esta expresión pictórica. Aunque en una proporción mucho menor, profesores, conserjes, bibliotecarios, todo el colectivo universitario contribuye a este estimulante ejercicio de decoración interior. "Todos, menos los empleados de la limpieza" asegura. Tal vez, ¿algún rector?
Pero los tiempos, también en esto de los graffitis, cambian. Si en un día, "las pintadas fueron un escaparate para colectivos marginales, como los gays y lesbianas, que se autoafirmaban amparándose en el anonimato", ahora la situación es distinta. Muchos de estos grupos sociales cuentan afortunadamente con espacios abiertos donde pueden expresar sus condiciones con más libertad, sin necesidad de ampararse en el anonimato para revelar su identidad. Ahora la temática es muy dispar. Lo masculino y femenino, por ejemplo, presentan diferencias. En los baños de chicas "no se suelen encontrar dibujos fálicos o genitales, no se plasma el objeto de deseo; los chicos, en cambio, son más bruscos y obscenos, tienen menos elegancia y finura" explica Figueroa. Y asegura que todas las pintadas, sea cual sea su contenido, "tienen un valor terapéutico  que desahogan emocionalmente a sus autores".
Y es que, a pesar de los litros de lejía espumosa que las autoridades universitarias gastan en limpieza, parece difícil que los muros y puertas de los retretes lleguen un día a callar. Su silencio sonoro es el mejor aliciente para producir ruido de textos y garabatos. La clandestinidad del lugar es demasiado tentadora. Entre el orín y la sucia alfombra de papeles mojados, siempre se cruzarán diálogos febriles con siluetas de símbolos políticos y esponjosos genitales descomunales. Y todo, por manifestar al mundo nuestro ego más intimista, ese que no siempre revela una púdica sensibilidad estética.
Frescos de lujuria y de deseo Cada facultad tiene su propio universo de malestares y frustaciones proyectados en forma de pintadas. En las de Letras, por ejemplo, coexisten una gran variedad de grupos políticos y sociales que saturan las puertas de los baños. No es extraño en estos casos que la inspiración creativa trepe hasta los marcos de las puertas. Allí, en los márgenes de ese mundo underground, furibundos ataques dialécticos tienen lugar entre las organizaciones de extrema izquierda y extrema derecha. "Las rencillas políticas son tremendas" explica el grafitólogo Fernando Figueroa. Algunas de estas pintadas son realmente ingeniosas ("las putas al poder que sus hijos ya lo están). En las facultades de Ciencias, sin embargo, el graffiti se vuelve más elemental. En los retretes masculinos, por ejemplo, es frecuente que aparezcan dibujos masturbatorios con iconos fálicos derrochando esperma. "Los femeninos son más existenciales, románticos y autorreferenciales" matiza Figueroa. Mención aparte merecen las facultades de Bellas Artes. Algunas, como la de la Complutense de Madrid, tienen servicios mixtos. Esta mezcla genera más creatividad y originalidad, según el grafitólogo "A veces, incluso se roza el expresionismo abstracto, tienen cierto matiz artístico.
Este grafitólogo no cree que exista un perfil definido del dibujante de w.c.Tiene claro que no sólo los alumnos participan de esta expresión pictórica. Aunque en una proporción mucho menor, profesores, conserjes, bibliotecarios, todo el colectivo universitario contribuye a este estimulante ejercicio de decoración interior. "Todos, menos los empleados de la limpieza" asegura.Tal vez, ¿algún rector?

Mas allá del interior obscuro también existen pintadas No sólo los baños son la cálida incubadora donde palpitan los graffitis. Extramuros, un rico panorama de frases y dibujos se alzan por los tallos de los árboles, muros y madera de los bancos. La tácnica empleada, en esta ocasión, es la de la incisión, mucho más duradera y resistente al paso del tiempo, ya que no se pueden lavar. Los textos y dibujos son más escuetos. De una brevedad telegráfica. La luz del día o la desprotección del espacio abierto obligan a los escritores a actuar con celeridad. La temática de estos graffitis es principalmente amorosa y memorial. Su mérito es que se incrustan en le paisaje urbano sin que nos demos cuenta, haciéndonos compañía cuando descansamos bajo la sombra de un árbol o descansamos en el asiento de un banco.

Una de romanos Aparte de los diálogos que establecen los distintos escritores entre sí, existen varios mecanismos para intervenir en las frases ajenas. Los métodos más habituales consisten en trastocar las palabras, realizar contrapintadas o borrar una firma y añadir otra, lo que en el lenguaje del grafitero se conoce como parasitismo. Técnicas usadas para un divertimento inmemorial. Y es que las pintadas de los retretes tienen siglos de historia. Griegos y romanos ya dibujaban en sus baños. Y ya entonces se consideraba como una aberración, una anomalía social el que ciertas personas proyectaran sobre una pared sus inquietudes.


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