NTS
Entrevista 25 de septiembre de 2011, mp3.
© Felipe Gálvez y Fernando Figueroa
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FF: ¿Cómo empezaste?
N: Empecé a pintar porque en mi grupo de amigos uno de ellos se dedicaba a pintar con ceras por los portales. Y me acuerdo que entre los demás nos decíamos “joder ¿has visto a éste? Se baja después de comer y se pone a pintar, con todo el calor”. Era verano. Al principio nos pareció una payasada el ver al chaval este pintando. Y la verdad es que no sé por qué lo hacía, si le surgió por sí mismo o es que ya había oído hablar de Muelle o de alguien.
FF: ¿Recuerdas el nombre de ese chaval?    
N: Se llamaba Carlos y la firma era sencillísima, era ACV. Sin ningún tipo de estilo, de lo más simple, y además pintaba con cera en lo mármoles de los portales. Y eso, al principio me pareció una tontería, de ¿qué hace éste?, y además se bajaba a escondidas para que nadie lo viera, pero luego claro, ya veías que tenía mucho pintado y hablas con él… Eso sería por 1986, más o menos, yo tendría ahí unos quince años. Estaba en primero de BUP, creo. Pues eso, hablabas con él y te contaba un poco, te hablaba de Muelle,  que había gente que pintaba, y entonces ahí nosotros empezamos a pintar.
FF: ¿De qué zona estamos hablando?
N: De Campamento, no sé si conoces el residencial Los Sauces. Está entre metro Campamento y Empalme, que ahora hay una plazoleta y una delegación de Hacienda. Yo vivía justo ahí. Y nos pusimos entonces a pintar por el barrio en plan rotuladores, en los portales, en las papeleras… Curiosamente luego empezó mucha gente en ese barrio también a pintar, tengo anécdotas incluso de amigos míos que uno no sabía que el otro pintaba, lo hacían a escondidas y era la leche porque tú veías las firmas, y algún día lo descubrías pintando y le decías ¡pero si yo también pinto!. Y como que empezó a ebullir un montón de gente que firmaba, pero sólo en el barrio. Cuando empezamos los que más pintaban y a los que más idolatrábamos era a uno que pintaba Tito7, en Campamento. Y Muelle. Habíamos oído hablar de Muelle, pero claro, Muelle ya tenía firmas por Madrid, por el centro y tal, pero recuerdo que Tito7 como casualmente había pintado por nuestro barrio, por donde vivíamos nosotros, pues veíamos sus firmas con spray, que era algo que no manejábamos. Y Tito7 era el primo de uno de mi barrio con el que yo pintaba, ponía M.A.7, además que este chaval eran cinco hermanos y los cinco pintaban. Ahí influía mucho la pandilla y los amigos, para empezar a firmar.
FF: ¿Había mucha gente, como una moda generacional que se había puesto entre los chavales?
N: Sí, empezó una moda entre todos y la verdad es que te sorprendía que la gente con esa edad, incluso en focos distintos pintaban. No porque tú pintaras y se lo dijeras a otro, y ese a otros. Veías que en otros sitios también pintaban otros. 
FF: ¿A qué edad notaste que una gente siguió firmando y otra gente lo dejó?
N: Eso pasó después, más que nada pasó porque empezamos a conocer a otras personas que no eran del barrio, ya que te ibas a barrios más lejanos, veías otras firmas, conocías a esa gente, te ibas metiendo en firmar cada vez más lejos y llega un momento en el que hay gente que, digamos, no puede seguir el ritmo. Yo por ejemplo recuerdo que conocí a un chaval que no era de mi barrio que pintaba Flass y que fue el primero con el que me fui a La Vaguada a robar botes y rotuladores. Ese chaval fue el que me introdujo en el mundo de mangar los botes. Yo todos los botes, todo, lo robaba, nunca me he comprado nada para firmar. Recuerdo que fuimos a La Vaguada, pillamos un par de botes cada uno, rotuladores.. y claro, una cosa era pintar con rotulador en los portales y otra es cuando ya conoces a otra gente y empiezas a irte más lejos, a robar botes, a robar rotuladores.. Los demás, si querían hacer lo que tú tenían que comprarlos, porque no todo el mundo se atrevía a robar botes. Yo robaba los botes porque no tenía dinero, pero luego, al pasar el tiempo pienso que el graffiti tiene que tener un componente de ilegalidad. Respeto todas las tendencias, a los que pintan murales, a los que les dejan el muro, a los que les compran los botes, vale, está muy bien, pero para mí el graffiti era todo ilegalidad: pintar en donde no se podía, robar los botes, colarme en el metro... porque era así como yo lo veía.
FF: Lo de que hubiese gente que lo dejara, ¿fue un poco porque llegó el otro graffiti, el más hip hop?   
N: No, no creo que fuera con eso. Yo creo que fue por… precisamente el chaval del que os he hablado, con el que empecé, luego a los demás nos criticaba un montón. Se mofaba de nosotros, de que por qué pintábamos. Y luego él fue el primero que lo dejó. Y era por eso, porque no todo el mundo podía seguir el ritmo ese. Y luego ya imagínate, almacenabas un montón de botes, yo recuerdo que los almacenaba en un trastero en mi portal, de uno que no lo usaba y lo tenía abierto, y yo ahí empecé a almacenar botes, empiezas a conocer gente, a pintar trenes, porque eso vi que se puso de moda cuando el Madrid Hip Hop, lo de pintar los trenes. Pero claro, meterse en cocheras… Al principio yo ponía NTS. Una vez recuerdo que íbamos en el metro con el BUSSY y con otro chaval, con botes. No sé si nos habíamos colado o no, el caso es que vinieron unos secretas y sin hacer nada, porque imagino que nos estarían siguiendo, en Lago nos llevaron a donde los vigilantes. Nos quitaron los botes y nos estuvieron preguntando que quiénes eran el NTS y el BUSSY. A lo mejor lo preguntaban porque creían que éramos nosotros o porque los estaban buscando, vete tú a saber. Pero claro, éramos nosotros. Les dijimos que sí, que los conocíamos del barrio y tal pero que no sabíamos quiénes eran. Que conocíamos la firma pero no sabíamos quiénes eran. Ahí cambié la firma, la puse con estilo hip hop porque pensaba que cualquier día por pintar en una cartelera de publicidad podía pagar por todo lo que hacía yo en los vagones. Y cambié la firma porque ya no iba tranquilo, después de haber pintado tantos vagones algún día podía estar pintando una cartelera y me podían coger. Por una tontería te hacen pagar por todo lo que has hecho. Pues eso, entonces cambié la firma en los vagones.
FF: ¿Tú crees que es coherente meter a todos los que firmabais de esa manera con la etiqueta de “autóctonos” o “flecheros”?
N: Sí. Porque ese estilo la verdad es que yo no sé si en otros sitios, en otras ciudades o en algún país se pintaba de esa manera, pero… Yo al principio era la única manera que conocía de pintar, yo sólo había visto eso, firmas con flechas, firmas con símbolos de okupa, anticristo… Muy punkis, era lo que veía por ahí. Luego empecé a ver lo que eran las firmas éstas, que las llamábamos las “firmas raras”, porque no entendíamos lo que era. Luego ya nos explicaron que eso era un estilo que venía de Nueva York, relacionado con el rap.      
 FF: ¿Ahí coexistíais bien o había algún pique, alguna historia?
N: Yo no tenía piques con ellos, de hecho conocí a alguno, al Snow, que iba con los QSC y me llevaba bien con él, con otro que ponía MEREY también, había ido a pintar con él. Recuerdo el día de la huelga famosa, el 14 de diciembre del ochenta y algo, creo que en el 88, pues ese día me metí a cocheras con los QSC. Había un montón de grupos alrededor de las cocheras de Aluche, de Empalme, y me metí con ellos, con los QSC.
FF: ¿A qué barrios luego os movíais más preferentemente para pintar? Zona sur, norte… 
N: Yo pintaba por todos los lados. Por ejemplo iba en el metro, y veía que en tal línea habían puesto carteles nuevos, ya sean de esos azules o con publicidad nueva, pues al siguiente día volvía y me hacía esa línea. Te ibas bajando en cada estación y pintabas. Primero ojeabas, o si te picabas, no como pique malo, sino que si veías que alguien ya había pintado en tal sitio, por tal línea o en tal parte de la ciudad, pues tú cogías y también te hacías esa parte.
FF: Había gente que tenía tendencia a acoplarse a firmas famosas, ¿no? Firmar al lado de Muelle.
N: Sí. Si Muelle pintaba en un sitio, la gente pintaba a su lado. Eso pasaba.
FF: ¿Qué fue antes? ¿Firmar las carteleras de los andenes, antes que los vagones?
N: Cuando empecé a salir del barrio lo primero fue pintar en la calle, por la ciudad, pero por el centro o por otros barrios. La verdad es que fue un poco expansión, primero te ibas a barrios adyacentes a donde tú vives. Por ejemplo yo me iba a la zona del Parque de Aluche o a donde pudiera ir andando. Luego ya empecé a irme al centro, y luego empecé a pintar las carteleras. Lo de pintar los vagones fue ya lo último. Yo nunca pintaba murales grandes, lo mío era siempre el bombardeo. Nosotros normalmente nos íbamos al final de la línea diez, que antes acababa en Alonso Martínez, ahí pillábamos los vagones vacíos y los pintábamos por dentro. Y luego muchas veces nos metíamos en las cocheras de Empalme.
FF: ¿Tenías unas líneas preferidas?
N: Para pintar vagones la línea diez. Y la cinco porque las cocheras de Aluche ahí coinciden. Y bueno, si queréis que os cuente alguna anécdota o algo… Yo lo de pintar vagones los primeros que vi, que eran estilos salvajes,  muy arriesgados, eran de los QSC, que ponían sus firmas en los vagones. Los veía circulando. También veía al Remebe, al Jojass, al Tito7…ellos también se hacían vagones.  Y luego en vagones empecé con LTY, con Bussy, y con otra gente con la que quedábamos en las cocheras de Empalme.
FF: ¿Bleck la rata tuvo mucha presencia?    
N: No. Yo lo conocía de haber oído hablar de él, al principio como que era uno de los más famosos, pero yo no vi muchas firmas suyas. Una vez le conocí en el barrio, de cuando hicieron lo de Mi firma en las Paredes y me hizo una firma en la carpeta. Él creo que sale, ¿no?
FF: Sí. Por cierto, ¿hubo mucha atención mediática por parte de los periodistas? ¿Recuerdas si en algún momento hubiera una mayor atención pública sobre el fenómeno?
N: Había veces que veía que salía algún reportaje en el periódico, y sí, se veía que había un interés por los medios por el tema del graffiti. Pero yo la verdad es que  no… en esa época no me fijaba.

expoluz muelle nts glub rafita

FF: No te motivaba nada.
N:  Hombre, sí que te gusta si en algún periódico sacan tu firma y tal, o sale de rebote, que alguna vez puede salir. O que saquen el metro y salga de rebote tu firma. Sí que te gusta.
FF: ¿Notaste en algún momento en que se empezó a vigilar un poco más el tema de pintar? O más intensidad…
N: Sí, noté que las cocheras en donde nos metíamos se saturaron y ya pusieron ahí vigilancia, se complicó bastante la cosa. Yo es que en el tema de marrones, sólo he tenido dos. Una fue porque fui con mis padres a visitar a mi abuela y a mis tíos que vivían en la zona del Vicente Calderón, por Marqués de Vadillo, y me llevé un bote. Le dije a mi primo que yo iba a ir a firmar, y una de las veces que estaba allí firmando en el muro de un recinto deportivo, mi primo me estaba vigilando desde el otro lado de la acera. Me dijo que viene la policía, acabé la firma y ya estaba el coche allí parándose. Y en vez de quedarme parado la primera reacción fue salir corriendo. Crucé la calle, me dieron el alto, y de repente un tío que iba delante se pone a pararme. Le esquivo, pero me puso la zancadilla y me di una ostia contra un árbol en la cabeza. Ya vino la policía, me cogieron de atrás, me estamparon contra el suelo con las gafas, porque yo entonces llevaba gafas, y ya aturdido me levantaron, estaba sangrando…Y mi primo tuvo que ir a buscar a mis padres. Yo tendría 17 años. Vinieron, fuimos con la policía… yo en esa época tenía cara de niño bueno, y fuimos al recinto deportivo por si querían denunciarme y no sólo no me denunciaron sino que la persona se compadecía de mí, ay probrecito, que tiene una herida… Al final no me pasó nada, pero claro, mis padres imagínate.
FF: ¿Cuándo lo dejaste?
N: Sobre los 20, 21 años. La movida se fue diluyendo poco a poco, empezabas a salir más por las discotecas, cambias el colegio por el instituto, yo pasé de COU a hacer FP, estabas prácticamente todo el día ocupado, empecé FP pero por las tardes estudiaba otra cosa para prepararme la selectividad… Poco a poco lo fui dejando, lo dejas sin darte cuenta. Lo dejé sobre 1990.
FF: Hubo un momento en que los flecheros estaban como parados, ¿no?       
N: Sí, se notó. Yo en el 91 ya no pintaba y poco a poco dejas de ver firmas nuevas, y parece como que la cosa se para, no sé por qué.
FF: ¿Cómo conseguíais los botes?
N: La primera vez que robé botes fui con uno de mi barrio que pintaba Flass, y nos fuimos a La Vaguada. El chaval éste ya había robado botes otras veces, esa fue la primera vez que robé botes allí en La Vaguada. Fue en bricolage Soriano, todavía sigue allí. Fuimos y robamos dos botes cada uno, luego fuimos a otra tienda y sacamos un par de rotuladores de estos ocho y medio [edding 850]. Y claro, ves que es fácil, se te da bien robar y… ¿técnicas para robar? Pues por ejemplo, recuerdo que casi siempre íbamos a centros comerciales, al Pryca y al Continente, lo que es ahora Carrefour. Allí íbamos en invierno, con abrigos, y entrábamos y salíamos con botes dos o tres veces. Los metíamos en los bolsillos de los abrigos. Normalmente no íbamos muchos, a robar sólo íbamos dos o tres personas. A veces iba yo solo, si íbamos muchos en seguida se notaba a lo que ibas. Y no íbamos con malas pintas, sino que íbamos bien, para que no sospecharan. Sospechaban cuando ya estábamos ahí todos los días o todos los fines de semana. Íbamos allí, sacábamos los botes de dentro de los abrigos, los escondíamos en algún matorral, volvíamos a entrar, y así hacíamos dos o tres veces. En el AKI de Majadahonda ahí me acuerdo un día que íbamos cuatro y había una puerta de emergencia que tenía un hueco por arriba. Dos nos quedábamos fuera vigilando y dos se iban dentro. A mí me tocó fuera. Y los de dentro cogían un montón de botes y empezaban a tirarlos por el hueco de la puerta de emergencia. Y pasaba gente por ahí y empezaban a llover los botes, literalmente, por el hueco, y nosotros cogiéndolos, metiéndolos en mochilas, en bolsas…Pasaba poca gente porque era como una parte trasera, ya que era una puerta de emergencia, y se quedaban como diciendo ¿qué pasa aquí?. Los botes salían volando. También lo que hacía era localizar tiendas en las páginas amarillas. Teníamos así varias zonas localizadas para ir a robar botes. En Quevedo me acuerdo que había tres o cuatro tiendas, en Majadahonda había un Pryca, un Continente y un AKI, con lo que te ibas una mañana y te hacías la ronda, robabas botes en todos los lados. En la zona de Diego de León había otra zona con tiendas de botes, miraba sobre todo tiendas de bricolaje en las páginas amarillas. Y luego íbamos al sitio.
FF: Eras muy sistemático
N: Sí. Y me acuerdo que las pandillas del barrio, mucha gente me preguntaba por tiendas.
FF: Y luego, vosotros con esa facilidad para adquirirlos, ¿no los vendíais o revendíais?  
N: Sí. Yo le vendía todo a Muelle. A Muelle le conocí en el reportaje de Mi firma en las paredes, que fue al barrio a hacer una escena. En mi casa ya estaban hasta los cojones de que yo pintara, y quedé con él un día para venderle todos mis botes. Quedamos en el barrio, en Empalme, allí vi también a un amigo que pintaba RISI y me dijo -¿qué haces aquí? Y yo -no, que he quedado con el Muelle, que le voy a vender unos botes. – Anda, anda, no digas mentiras. – Que sí, joder, que he quedado con el Muelle. Y allí vino él con su moto, fuimos a mi portal para sacar todos los botes del trastero. Recuerdo que ahí se juntó un montón de gente, incluso bajaron mis padres para ver cómo le vendía los botes y también por la curiosidad de conocerlo. Y me pagó cinco mil pesetas por todos los botes. Pero claro, yo no dejé de pintar, ya conocía a Muelle y casi todos los fines de semana o cuando tenía botes iba a venderle. Iba con el Vampy y con el Bussy, íbamos a su casa, subíamos, hablábamos un rato con él y se los vendíamos.
FF: ¿Cuál es tu impresión del Muelle, como persona?
N: La verdad es que dentro de los que firmaban era como un caso aparte, no tenía la misma forma de actuar, él tenía otra forma de pintar. Tengo la sensación que a lo largo de los años él fue aprendiéndola y como que intentaba pintar sin molestar mucho, más que nada para no tener problemas con la policía y también para que no le borraran las firmas. Poco a poco, luego, me di cuenta de que eso era lo mejor, porque al principio cuando empiezas pintas en lo que se te ponga por delante, y luego poco a poco piensas joder, en vez de pintarle a este banco en el mármol o en el cristal, si al lado hay un muro de obra que no molesta a nadie prefiero pintar ahí. Lo van a borrar más tarde, no vas a tener problemas si te pillan... Con el tiempo vas seleccionando más los sitios donde pintas. Porque al principio pintas en cualquier parte. Muelle supongo yo que a lo largo de los años había aprendido eso, o se dio cuenta de eso.
FF: Y él jugaba con el misterio, ¿vosotros también jugabais con eso, con el regusto del que no sepan quién soy, oigo hablar de mí...?
N: Sí, al principio se mantenía en secreto, porque imagino que cada uno era consciente de que lo que estaba haciendo no estaba bien. Y también era el miedo a que la gente pensara que estabas haciendo el tonto, porque al principio nadie hacía eso, nadie pintaba. Y sí, había mucha gente que hacía su firma pero que yo luego no conocía personalmente. Y tenías curiosidad, y cantidad de veces te encontrabas a alguien firmando, te acercabas y lo conocías. 
FF: Y claro, como no se conoce a la persona, se valoraba la cantidad o el lugar más arriesgado. ¿Qué se valoraba en los que firmaban?
N: Yo valoraba ver las firmas en la mayor cantidad de sitios posibles, lo que es el bombardeo puro y duro.  
FF: ¿Y el tema de carreteras?
N: Yo es que el tema de carreteras lo veo ahora, antes no. Supongo que ahora se ve porque la gente tiene coche.
FF: La vivencia que tenías de firmas, de graffiti, no es la misma que tienes ahora, ¿no? 
N: Es distinto. Ahora los que han vuelto a firmar, los que lo han retomado, ves firmas en las carreteras, firmas grandes, tendrán que llevar escaleras, botes de pintura... Eso es que realmente no me gusta mucho. Tienes además que ir por la noche, antes casi no salíamos por la noche a pintar. Yo cuando empecé mi firma era la misma pero cambió mucho de forma, fue una evolución de la firma. Yo al principio me fijaba en las primeras que vi, en la de Tito7, Muelle, Torbe, Tifón, Glub... Había firmas por ahí que eran buenísimas. Mi firma realmente la veo bastante más fea que todas esas que os he dicho, pero claro, no vas a estar cambiando todo el día de nombre. Yo intenté mantener siempre el mismo nombre. Pero por ejemplo la firma que hacía el Kus Punk, luego la cambió a Remebe y esa firma, desde un punto de vista artístico o publicitario queda muy bien, es muy bonita. O la de Alien, que antes pintaba Jojass, también me parece muy bonita, queda bien visualmente en la pared. Y además la firma a la gente debe ser de tal modo que a la gente le impacte, porque si tú ves por ejemplo la firma de Tifón como que a la gente se le queda más, ¿sabes?, por la forma y por la flecha que hacía. En cambio la mía, NTS, al ser sólo tres letras, la gente no sabe muy bien qué es, no tiene tanto impacto visual. Alguna vez sí la hacía en grosor, grande, pero pocas veces. Casi siempre salía a pintar y ya está.
FF: En una semana, en tu época más activa, ¿cuántos botes te gastabas?
N: No lo sé. Los botes daban para mucho porque no hacías murales grandes, tenía un montón de botes almacenados y normalmente cuando iba a pintar gastaba el bote. Y si quería seguir pintando, pues volvía a donde los tenía guardados y cogía más botes.
FF: ¿Tú te acuerdas de la campaña de No a las Drogas? ¿Cómo fue aquello?
N: Sí, yo estuve allí. Sería por el 88, 89. A mí me lo dijo alguien que pintaba, que por República Dominicana o República Argentina había un sitio en donde daban botes con la excusa del tema de las drogas y nada, fuimos un día allí. Nos dieron una charla sobre la droga y tal, nos dieron un bote rojo y un bote negro. Era la cosa de lo gratuito, sabes que te van a dar botes y vas. Te daban una charla sobre las drogas y luego te decían cómo tenías que firmar, que pintáramos en sitios donde no molestáramos mucho, si alguien nos recriminaba no enfrentarnos a él... te daban unos consejos. Que pintaras la jeringuilla tachada y que no te enfrentaras a nadie. Y los sitios donde pintar, porque claro, si hacen una campaña y luego veían la jeringuilla tachada en los vagones, pues imagínate a dónde va la campaña.
FF: ¿Crees que existe una especie de adicción en pintar graffiti?
N: Sí. Yo si no fuera porque ahora mismo no quiero correr ningún riesgo, vamos, yo ahora pintaba en cualquier parte. Por ejemplo a mí me encantaría ir a ese muro y dejar mi firma, pero no lo hago porque sopeso el riesgo. Ahora tengo un trabajo, imagínate que tengo algún problema con la justicia. Pero el hecho de querer pintar siempre está ahí, de hecho lo he hecho últimamente con el Bussy y no había pintado desde hace veinte años. 
FF: ¿Viste a los QSC? ¿Quiénes hacían murales?
N: De QSC conocí al Snow, al Ardi, al Enri, a Merey, a Seone... Recuerdo que quedaban en unos sitios que les llamaban terrenos, en el Ramiro de Maeztu. Allí fui un par de veces. Allí conocí a bastantes pintores.
FF: ¿Llegaste a ir a Azca, a Nuevos Ministerios?
N: Sí, alguna vez. Lo primero que vi de murales con ese estilo fue de QSC, y las firmas raras, de tener la curiosidad de conocerlos algún día y saber por qué pintaban así, intentar entender lo que ponían...
FF: ¿Cómo era la forma de conocer a alguien?
N: Normalmente era de casualidad, que te lo encontrabas pintando en alguna línea de metro. Más difícil era encontrártelo por la calle, en el metro era más fácil porque normalmente el que iba a pintar solía estar ahí, parado, esperando... Así conocí al Rafita y al Ome. Al Tifón le conocí el día de la huelga, en las cocheras. Yo recuerdo que algo que hacíamos, y que no era por el tema de pintar, es que en el tren te podías meter en el vagón por la parte final del tren ya que la puerta normalmente estaba abierta. Te metías en la cabina del conductor, pero en el otro sentido. Y allí había un teléfono y si tú le dabas al botón de hablar, le hablabas a todo el vagón. Recuerdo una vez que el LTY se metió ahí, en la cabecera, cogió el auricular y dijo que por favor se apeara todo el mundo en la siguiente estación. Y la gente se empezó a bajar, había otros que no se lo creían... se armó un pequeño revuelo en la estación. Y era un descojone que no veas.
FF: Era una vivencia muy de adolescente, juvenil. ¿Eran importantes los vínculos afectivos, la amistad?
N: Sí, claro. Yo empecé a pintar con amigos, los de toda la vida. Y luego de esos amigos quedan unos cuantos que seguimos pintando juntos e incorporándose gente que empecé a conocer. A lo largo de los años vas conociendo a mucha gente, unas veces vas con unos, otras veces vas con otros...
FF: ¿Había como varias generaciones? En los flecheros y eso ¿había una primera generación y gente que se incorporó más tarde?   
N: Casi todos éramos de la misma generación, más o menos todos teníamos la misma edad.
FF: ¿Había chicas? 
N: No. Pintando yo no he conocido a ninguna. De oídas sabía que había una, que pintaba Marta o algo así. Había una banda que eran los 5 puntos en el parque de Aluche. Allí había varias bandas, la banda de los Omegas, ahí estaban el Torbe, el Bloft, todos pintaban con firmas tipo flechas y luego ponían al lado un símbolo, el mismo todos, un omega. Era la banda de los Omegas. Luego estaban los 5 puntos, ahí había uno que se llamaba Kios, el Vape2, y luego algunos de ellos sí fueron cambiando el estilo de la firma, se pasaron más a un estilo de graffiti americano.
FF: ¿Os influyó alguna película, tipo The Warriors?
N: No. Luego yo me acuerdo que nosotros también hicimos una banda, que éramos los Zombies, más que nada por seguir la misma dinámica. Esas fueron las primeras que conocí porque eran de zonas adyacentes a mi barrio. Al principio eran bandas de gente que se conocían de su mismo barrio. Lo que pasa es que luego va avanzando la cosa, vas conociendo a otra gente, quedando y vas haciendo otras cosas.
FF: Y fuera de Madrid ¿también firmabas? ¿Llegaste a pintar en Móstoles, Alcorcón, esa zona...?
N: Sí. Alguna vez en Fuenlabrada, en Getafe... Una vez fuimos a pillar botes a donde estaba la fábrica o el almacén de los botes Novelty. Estaba en Fuenlabrada, en la calle Bembibre y me fui con uno que pintaba Luis que luego se cambió de firma y ponía Jasone, y con otro. Fuimos los tres ahí a buscar la calle Bembibre, en un polígono industrial en Fuenlabrada, y me acuerdo que llegamos allí pero al final no pudimos hacer nada, era un sitio cerrado. Nosotros esperábamos llegar allí y encontrarnos pues como “el tesoro”... fuimos un domingo, buscábamos algo por donde entrar y traernos botes pero ya en plan industrial. Yo no sé si era la fábrica, lo que hice fue mirar el bote y ponía esa dirección. Y dijimos vamos allí.   
FF: ¿Con qué botes empezaste?
N: Novelty y luego con Duplicolor. El primer bote fue un Novelty de la Vaguada. Allí también había Duplicolor y otra marca que no recuerdo cómo se llamaba y que sólo los vendían en el AKI de Majadahonda. 
FF: ¿Internet ha influido en el rebrote flechero?
N: Claro, para que se conozca la gente ha sido fundamental, para que la gente entre en contacto otra vez. Eso ha sido fundamental para que la gente volviera a quedar, en cosas que hacemos algunas veces, como lo del homenaje a Muelle, y para que se conozcan unos a otros. Porque claro, en aquella época no tenías ninguna manera de organizar nada, si quedabas o hacías algo era porque casualmente te encontrabas con alguien o sabías que tal gente quedaba en no sé qué sitio, y quedabas con algguien e ibas para allá... Pero con internet ahora no sé cómo sería eso. Además es que ahora veo que la gente pinta y luego va con la cámara a hacer la foto, tiene esa doble visión. Yo nunca o casi nunca he hecho fotos de mi firma. Si en aquella época hubiera habido internet todo hubiera sido completamente distinto, ahora todo el que pinta no quiere que sea algo efímero, que haga algo y un día desaparezca, quieren que quede constancia, y en internet mejor, ya que así todo el mundo se entera. Antes recuerdo en el barrio paredes con algo que era histórico, que si lo ves ahora... estaban llenas de firmas, en vuestro primer libro [Madrid Graffiti] salía alguna pared de esas y yo decía ¡jooooder!


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