El tirabuzón omnipresente
Texto
extraído de un artículo de Diario 16, de 1989
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En Madrid, la mole del depósito de agua que se alza siniestro y gris a la
altura de Plaza de Castilla sigue intacto.Todavía no ha sucumbido a los sprays
de Muelle. Pero la osadía de algunos seres alcanza cotas insospechadas y
cualquier día los madrileños madrugadores pasarán ante la estructura de hormigón
y pensarán que aún no se han despertado. Porque un día cualquiera del invierno
que se avecina descubrirán en ese portento de la fealdad ingenieril un toque de
color, una "m" realizada con un "looping" y una rúbrica en forma de tirabuzón
terminado en una flecha. Ese día se habra cumplido el que según afirman es el
sueño de Muelle. Arrepentido de anteriores y lacónicas manifestaciones a la
prensa, celoso de su propia imagen hasta el punto de desear ser un nuevo
caballero inexistente, como el de Italo Calvino, Muelle no quiere que su presencia
salga del plano en que se manifiesta su firma, sobre las tres dimensiones de los
seres humanos y se personalice. Los recortes de prensa, la policía, los juzgados y
el ministerio de Industria, donde ha quedado registrado el nombre para evitar
posibles pirateos comerciales, aseguran que tras esa firma colorida y
omnipresente se esconde un tal Juan Carlos Argüello,residente en el barrio
madrileño de Campamento. Pero Muelle quiere seguir siendo el caballero
inexistente; ha cambiado la armadura por una chupa de colores, el alazán por una
Vespino petardeante y ya no es un hidalgo "de adarga en astillero"sino de spray en mano.
De niño empezó a ser conocido por los chicos del barrio como Muelle el día en
que, según cuenta la leyenda,completó una bicicleta completamente destartalada
con un inmenso muelle recogido no se sabe en qué oscuro vertedero. Ahora empieza
a ser tan emblemático en Madrid como el oso y el madroño. Precisamente, una
pintada en el pedestal de este monumento provocó el descubrimiento de que tras
aquella firma fantasma había una persona concreta. Fue un desafío para Muelle, un
cebo para que el sereno de la zona se le echara encima y avisara con su
walkitalkie a sus compañeros: "trincado al Muelle".Siete de ellos acudieron para
ver al que hasta entonces no había sido más que una sombra fugaz que dejaba a su
paso una estela de color; haciendo caso omiso de unas calles que a esa hora están
plagadas de prostitutas y borrachos que salen de algunos de los templos de la
posmodernidad, navajeros y yonkis sosegados, los serenos rodearon a Muelle; estaban
entonces, según testigos presenciales, como si en una operacióm milimétricamente
planeada hubieran capturado al enemigo público número uno.
Este no fue el único encuentro con los guardianes de la ley. Su primera
detención se había producido cuando un guarda jurado lo pescó estampando su
firma en un cartel publicitario del metro. El juez le puso una multa de 2500
pesetas, una primera multa a la que se fueron sucediendo otras hasta las 12000
pesetas, canjeables por dos días de cárcel, que pagó el mes pasado. En otra
ocasión, una noche, se hallaba realizando una pintada en la zona de
Embajadores. Notó -cuenta un amigo indiscreto- que había sido controlado por un
Nissan de la policía. Saltó a la moto y, callejeando,intentó una huída
desesperada. Desembocó en una avenida y... ¡Maldición: un semáforo en rojo! Su
respeto por las normas de circulación lo puso en manos de la poli.
-¿Eres tú el que estabas haciendo la pintada?
-¿Qué pintada?
-¡Hombre,un listillo!
-Sí,era yo.
-¿Tú eres el Muelle?
-Sí, ¿por qué?
-¿Te importaría firmarnos un autógrafo?
Con su popularidad han crecido los amigos apócrifos y, cuentan, él se divierte
tirando de la lengua a la gente que inventa leyendas, inexistentes amistades y
supuestas correrías nocturnas spray en mano. No ha faltado quien atribuyó las
pintadas a una agresiva e imaginativa campaña publicitaria orquestada por una
multinacional; quien aseguró que obedecían a las herméticas maniobras de
infiltración de una secta,quien aducía saber de buena tinta que en realidad se
trataba del lanzamiento de un nuevo colchón de muelles indeformables. Lo cierto
es que una conocida fábrica de colchones llegó a ofrecer cinco millones de
pesetas por la marca,oferta que fue rechazada por el grafitero para
estupefacción de su madre y orgullo de sus seguidores. No siempre que Muelle se
ha visto envuelto en asuntos judiciales ha sido en calidad de denunciado.Según
afirma un incondicional de Muelle, un concejal de distrito pone auténtica saña en
el borrado de las rúbricas,llegando los servicios de limpieza enviados por él a
respetar otras pintadas realizadas junto a las mismas. En otras ocasiones, los
"limpias" del ayuntamiento pasan de todo y respetan sus
pintadas. Paradójicamente, nuestro héroe ha llegado a denunciar el uso indebido de
su marca en la revista Villa de Madrid, editada por el ayuntamiento. También
denunció el plagio de su rúbrica en el lanzamiento publicitario de un coche, pero
para alguien que se gasta su escaso presupuesto en rotuladores y sprays resulta
oneroso interponer una demanda penal
El ayuntamiento de Parla llegó a pedirle que impartiera un cursillo de
pintadas a los chicos de la localidad para que aprendieran a canalizar sus
ímpetus pictóricos sin destrozar el entorno.Y es que Muelle, después de casi una
década de aprendizaje práctico, está orgulloso de su respeto ciudadano: sólo pinta
en aquellos lugares baldíos, paredes abandonadas, tristes vallas de obras, en los
que su impronta no daña monumentos o da un toque decorativo al paisaje urbano.En
su casa,además de haber desesperado a su madre por el furor con que decora las
paredes, realiza los bocetos y pruebas de color que tiznarán la ciudad;es
lógico:una pintada polícroma puede llegar a costarle 5000 pesetas (hablamos
de los tiempos de los Novelty y de los "Duplix", ojo, la gente de la vieja escuela
sabe lo que costaban esos botes en aquella época). A sus veinticinco años se
ha convertido en un famoso desconocido; su casa se llena de niños de los rincones
más variados de Madrid que le piden una rúbrica en la camiseta o que convierta
sus nombres en un graffiti. Deseoso de mantenerse en el anonimato y,a la
vez, comunicarse, ha abierto un apartado de correos, el #####,al que mandan
caricaturas,firmas con logos, y cartas de amas de casa, niños y profesores.
Cuentan que se siente feliz con lo que él llama su "carisma" y sólo le
preocupa que puedan confundirlo con uno de esos "niñatos" que pintan en
cualquier superficie.
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